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DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
La
Esperanza cristiana
Sabiduria 18, 6-9:
«Castigaste a los enemigos y nos honraste llamándonos a ti»
Salmo 33(32): «Dichoso el
pueblo a quien Dios escogió»
Hebreos 11,1-2.
8-19:«Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios»
San Lucas 12, 32-48: «Estén
preparados»
El tema de la liturgia de
este domingo es la Esperanza cristiana. El libro de la Sabiduría nos dice cómo
las personas santas del Antiguo Testamento vivían siempre listas esperando la
visita y el juicio de Dios. En personas santas el amor a Dios va junto a la
esperanza. El pueblo elegido no mira hacia atrás, siempre adelante. El hecho
fundamental de su historia es la liberación de la esclavitud y el camino hacia
la tierra prometida. Un hecho que se recuerda cada año y que se celebra como
fuerza para continuar el camino de libertad hacia una vida mejor.
La mejo r descripción sobre
la fe cristiana en la Biblia es el capítulo once de la carta a los Hebreos. La
fe es una seguridad confiada en la verdad de la palabra y las promesas de Dios.
Por lo tanto la fe es inseparable de la esperanza. Del mismo modo, la fe es un
camino de vida: actuamos de acuerdo con las realidades que esperamos. La
historia bíblica y de la Iglesia están llenas de ejemplos. El hombre que se fía
de Dios, deja su país y emprende un camino buscando una patria mejor. Es nuestro
padre en la fe, al ser el ejemplo más antiguo de caminante en la fe, por caminos
de esperanza. No se instaló, ni se detuvo; vivió libre para el avance en fidelidad
que supera las dificultades.
En el Evangelio, usando
ejemplos y parábolas sencillas, Jesús quiere imprimir en nuestras mentes la
necesidad de vivir de acuerdo a la esperanza. Vivir de acuerdo a la esperanza
es atesorar valores espirituales y relativizar los materiales.
Es estar siempre dispuesto
para la visita misericordiosa de Dios, siempre inesperada. El distanciamiento
de las riquezas es una característica del «rebaño de Cristo», en su dimensión
de pobreza testimonial, de modo comunitario. La vigilancia, implica un respeto
a los demás y una ética en las relaciones humanas. Esta actitud de desprendimiento,
libertad interior, está en conexión o mejor es condición, para el servicio en
la comunidad cristiana y sólo quien es libre puede servir a Dios y a los
hermanos.
Dios llama inesperadamente
en primer lugar a la hora de la muerte. Pero Dios también llama a través de
nuestras vidas por ciertos acontecimientos, ciertas personas, ciertas inspiraciones
que encarnan su llamada de gracia. Algunas veces reconocemos la llamada de
Dios, algunas veces no.
Estemos siempre preparados
para Dios. Vivamos cada día como si fuera nuestro último día. Vivamos de
acuerdo a la esperanza. Porque esta es la enseñanza que sacamos de la parábola
del mayordomo fiel y previsor.
Algunas preguntas para
pensar durante la semana
1. ¿Cuáles son mis
esperanzas y expectativas humanas?
2. ¿Doy un lugar a la
esperanza cristiana en medio de estas expectaciones?
3. ¿Tenemos verdadera
libertad interior, para vivir verdaderamente libres?
4. ¿Avanzamos en la vida o
nos instalamos?
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