LA
RESURRRECCION DEL SEÑOR
Hechos 10, 34a.37-43: Hemos
comido y bebido con El después de su resurrección.
Salmo118 (117): Este es el
día en que actuó el Señor: ¡sea nuestra alegría y nuestro gozo!
Colosenses 3, 1-4: Busquen
los bienes de allá arriba, donde está Cristo.
San Juan 20, 1-9: El había
de resucitar de entre los muertos.
El libro de los Hechos nos
ofrece un relato de la predicación de los Apóstoles después de la resurrección.
Es el primer anuncio de salvación, hecho por la iglesia primitiva en nombre del
Señor Resucitado y centrado en el hecho de la Resurrección. Este anuncio resume
la vida de Jesús, proclama su muerte y testimonia la fe de los apóstoles. El
apóstol Pedro proclama en la casa de un «pagano» y fuera de ella, la obra
liberadora de Cristo-Jesús que «pasó haciendo el bien y liberando los oprimidos
por el diablo».
San Pablo, en la Carta a los
Colosenses, nos habla de las consecuencias espirituales de la resurrección de
Cristo en nuestros corazones: el buscar los valores permanentes y no los
ambiguos valores mundanos. El Señor resucitado nos inspira en esta búsqueda:
«Busquen las cosas de arriba, no las de la tierra». Es el estilo de vida de
acuerdo a la Resurrección.
Pablo muestra que el
cristiano que ha muerto con Cristo es libre en Jesús. Pero esta vida supone un
nuevo comportamiento en el mundo: dejado lo viejo y de abajo (egoísmo,
injusticia, etc.), vivir lo nuevo y de arriba (lo verdadero, justo, generoso,
etc.).
Si el apóstol Pedro nos
decía que creer en Jesús es alcanzar el perdón de los pecados, el apóstol Pablo
nos dice que creer en Cristo es empezar a vivir una vida nueva. El cristiano,
no solamente ha de creer en la resurrección del Señor, sino que ha de vivir la
fuerza de esa resurrección en su propia vida.
En el evangelio de Juan
tenemos un relato muy detallado del viaje de los discípulos a la tumba de
Jesús. La tumba está vacía; el sudario de Jesús está al lado, doblado. Este
relato es una evidencia de primera mano de la resurrección, testimoniada por
hombres y mujeres que sabían de qué estaban hablando. Desde ese momento, la fe
Apostólica en la resurrección de Cristo ha permanecido inconmovible.
Los apóstoles comienzan a
creer en la Resurrección, pasando por la idea del robo del cuerpo y la
confrontación de las Escrituras. Más que verificar un suceso, se trata de creer
y testimoniar esa fe: en Jesucristo todo
hombre es llamado a participar en la filiación divina. Esta es la fe que ha
dado origen a nuestra Iglesia. Esta es la fe que los Apóstoles anunciaron por
todo el mundo. Este es el fundamento firme de nuestra propia fe.
La a liturgia de Pascua está
enfocada en el tema de la vida. Es la fiesta de la vida: la fiesta de la luz
(vigilia pascual), la fiesta del agua (bautismo), la fiesta del pan y del vino
(la eucaristía). Y la luz que disipa las tinieblas, el agua, y el pan y el vino
son símbolos de vida: ¡el agua nos hace hijos, la luz nos hace testigos y el
pan nos hace hermanos!
Algunas preguntas para
pensar durante la semana
1. ¿Planeo y actúo según el
hecho que estamos llamados a vivir para siempre después de la muerte?
2. ¿Actúo diariamente según
el hecho que Cristo está vivo y presente en mi vida? ¿Nuestras fiestas tienen
alegría de vida?
3. ¿En medio de los
acontecimientos, procuramos una vida nueva y distinta?.
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