DOMINGO 2° TIEMPO DE
ADVIENTO - CICLO B
La
promesa de la liberación total
Lecturas:
Isaías 40,1-5.9-11.19:
«Prepárenle un camino al Señor»
Salmo 85(84): «Muéstranos,
Señor, tu misericordia y danos tu salvación»
2Pedro 3, 8-14: «Esperamos
un cielo nuevo y una tierra nueva»
San Marcos 1, 1-8:
«Prepárenle el camino al Señor»
Reflexión:
En esta lectura Isaías se
dirige a los judíos exiliados. Es un mensaje de esperanza y consuelo: Dios ya
está preparado para liberar a Su pueblo de su servilismo, llevándoles a su libertad.
Esta promesa de liberación es una profecía de Jesús el Liberador, anunciando
una vez más en este Adviento al Redentor de todas las formas humanas del
servilismo, desde el hambre hasta la muerte eterna.
San Pedro en su carta
resalta algunas características de la liberación de Jesús. Es una promesa para
ser ciertamente cumplida. La liberación de Jesús tiene su propia y extraña manera,
por lo tanto nunca debemos perder la fe y la esperanza. La liberación de Jesús transformará
a la sociedad y las relaciones humanas en un espejo mejor de los valores del Reino:
«Nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra, donde, de acuerdo a Su promesa,
la Justicia de Dios residirá».
San Juan el Bautista, junto
con María y los profetas, es una conocida figura de adviento. Hoy él es una vez
más introducido en el comienzo del evangelio de San Marcos. El Bautista es
sobresaliente, no sólo como el más cercano anunciador de Jesús y Su liberación:
"Yo envío mi mensajero delante de ti para preparar tu camino..." y no
sólo por las demandas de su conversión para que la liberación de Jesús sea
fructífera en nuestras vidas. El Bautista es también sobresaliente como un
testigo de los efectos de la liberación de Jesús.
Juan el Bautista es un
hombre liberado, de acuerdo al modelo que Jesús propone en las Bienaventuranzas.
El Evangelio lo introduce como valiente para hablar la verdad. Y como un hombre
muy austero y desinteresado, significando que la liberación implica
desprendimiento y negación de sí mismo, y capacidad para aminorar nuestras
necesidades y expectativas. Y esto también es verdad respecto a las
liberaciones sociales, que incluye compartir los bienes y riquezas, imposible
de cumplir si la gente trata de «tener más» como su meta en la vida.
Por último, pero no menos
importante, el Bautista es un hombre liberado porque es humilde:
«Uno más poderoso que yo
vendrá después de mí. No soy digno de desatarle las sandalias...».
La humildad no es una virtud
muy popular en estos tiempos. Y es muy necesaria. Como una actitud hacia otros,
pero por encima de todo como una actitud hacia Dios, reconoce nuestra falta de
poder y nuestra necesidad de EL.
Algunas preguntas para
pensar durante la semana
1. ¿Qué hay sobre mi propia
austeridad?
2 ¿Valorizo la humildad? ¿De
qué maneras prácticas la practico?
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