La manifestación universal del
Salvador
Evangelio : san Mateo 2,1-12:”Venimos
de oriente a rendir homenaje al Rey”.
La fiesta de hoy, prolongación
de la Navidad, tiene en nuestra liturgia romana como protagonistas a unos magos
de tierras extrañas que vienen a adorar al Mesías. El objetivo fundamental de
esta fiesta es la «epifanía», o sea, la «manifestación» del Mesías como
Salvador también a los Pueblos paganos. El Ceremonial de Obispos la describe
así: «en ella se celebran, en el Niño nacido de María, la manifestación de
aquél que es el Hijo de Dios, el Mesías de los judíos y la luz de las
naciones».
La
estrella de los Magos
Desde la noche de los tiempos,
la contemplación de la estrellas ha fascinado a hombres y mujeres de todas las
religiones y culturas. Las estrellas les han hablado de Dios y del destino del
ser humano y han leído en el cambiante mapa astral acontecimientos decisivos de
la historia; han visto en la aparición de una nueva estrella e! nacimiento de
personajes importantes; han asignado a cada Pueblo su estrella o constelación.
Han soñado, esperado y rezado mirando a las estrellas.
También la cultura bíblica
escudriñó en las estrellas el acontecimiento más importante hacia el que tendía
toda la historia de Israel: el nacimiento del Mesías-Rey. La secta judía de
Qumrán había llegado incluso a confeccionar su horóscopo. En e! libro de los
Números, el profeta astrólogo Balaán contempla en el firmamento cómo «avanza la
constelación de Jacob y sube el cetro de Israel».
Sobre este horizonte de
historia y de leyenda proyecta e! evangelista esta meditación en forma de
relato escenificado que contiene ya, en germen, todo lo que nos va a decir a lo
largo de su evangelio: Jesús es el heredero de las promesas de Israel, pero
también de la esperanza de todos los Pueblos de la tierra; es el Mesías-Rey e
Hijo de Dios, pero se revela en la humilde fragilidad de! niño, hijo de María;
su presencia provoca el rechazo de los suyos y la aceptación de los alejados y
extranjeros. El Mesías inaugura una Religión abierta a todos los Pueblos
Destaquemos que los Magos en
su largo caminar no han seguido a la estrella, sino más bien la han visto
levantarse y enseguida la han asociado con el nacimiento del Mesías. Además el
viaje no era hacia lo desconocido, sino que tenía como meta a Jerusalén, la
ciudad a la cual acuden en peregrinación todos los Pueblos de la tierra según
el profeta Isaías.
Un
camino de fe:
No es errado pensar, que lo
realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de fe, mucho más, ha sido
el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al Pueblo elegido, han
encontrado a Cristo. Al comienzo de un camino hay siempre una señal que pide
ser vista allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el
cielo, para la Biblia sede de la divinidad, y de allí han tenido una señal: una
estrella. Pero para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de
la presencia de lo divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que
necesita para realizarse un arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera.
Es significativa la expresión con la que Edith Stein describe su camino de fe:
«Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, conscientemente o no».
Un verdadero deseo provoca
preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús porque tienen en su
corazón fuertes interrogantes. Tal experiencia del encuentro con Jesús es,
verdaderamente, una provocación para la pastoral: se impone la necesidad de no
privilegiar una catequesis hecha de certezas o preocupada por ofrecer
respuestas prefabricadas, cuanto de despertar en el hombre de hoy preguntas
significativas sobre cuestiones cruciales de la humanidad. Es lo que sugiere un
obispo del centro de Italia en una carta pastoral: - «Presentar a Cristo y al
Evangelio en conexión con los problemas fundamentales de la existencia humana
(vida-muerte, pecado–mal; justicia-pobreza, esperanza-desilusión, amor–odio,
relaciones interpersonales familiares, sociales, internacionales...), donde se
evita lo desfasado entre las preguntas de la humanidad y nuestras respuestas». La
respuesta, como nos enseña la experiencia de los Magos, se encuentra en la
Biblia. Y no se trata sólo de un conocimiento intelectual o de un saber acerca
del contenido de las Escrituras, como en el caso de los escribas, sino en un
acercarse a ella guiado por el deseo, por la pregunta. Para los Magos aquella indicación
contenida en las S. Escrituras fue iluminadora para cumplir la última etapa de
su camino: Belén. Además la Palabra de Dios les permitió ver en los sencillos y
humildes signos de una casa, del niño con María, su madre, al rey de los
judíos, el esperado de Israel.
Al
final termina con éxito
Y así el itinerario se
convierte en itinerario de todo lector que lee esta significativa historia de
los Magos: quien busca, aunque parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo.
Aquéllos que, por el contrario, presumen de saber todo de Dios y creen tener
asegurada la salvación, corren el riesgo de privarse del encuentro con Él. En
una catequesis habida en Colonia con ocasión de la XX Jornada de la Juventud
así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: «los Magos representan a todos los
buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia como un éxodo, en camino
hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto».
Además la experiencia de los
Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay esperanzas profundas
que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los signos de
Dios presentes en la historia de los hombres.
¿QUÉ
NOS PIDE HACER la PALABRA?
Nos asombra el misterio de la
manifestación del Salvador del mundo a todas las naciones, representadas en
esos personajes de Oriente. Los que, dejándolo todo, su país, su casa, se
lanzan decididamente en su búsqueda, lo encontrarán y se llenarán de la
«inmensa alegría» de quienes han encontrado, como los Magos, la Salvación en el
misterio de la presencia amorosa de Dios La Liturgia de la Iglesia ha captado y
expresado todo e! alcance de la narración de Mateo en el nombre de la fiesta
con que celebra la visita de Magos: La Epifanía -manifestación- de Jesús.
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