Ellos inmediatamente, dejando las redes, lo siguieron
Por: Mons. Enrique Díaz | Fuente: Catholic.net

¿Qué será lo más importante para un apóstol? Es la pregunta que hoy surge espontáneamente al celebrar la fiesta de San Andrés. De repente las narraciones evangélicas nos parecen tan sencillas y tan esquemáticas que podrían inducirnos a pensar que el seguimiento de Jesús es fácil y no tan comprometedor, pero si leemos con atención y recorremos con cuidado los textos, nos vamos a encontrar que no es sencillo el seguimiento de Jesús como si de un moderno ídolo se tratara, sino que implica un verdadero encuentro con Él, un acercamiento a su persona y sus valores, y una conversión profunda de la propia vida.
Encontramos en los relatos dos maneras distintas en que fue llamado Andrés: la que hemos escuchado este día que nos lo presenta a la orilla del lago y que al escuchar la palabra de Jesús inmediatamente dejando las redes lo siguió juntamente con su hermano Pedro. En cambio Juan nos lo presenta de una forma diferente, como discípulo primeramente de Juan Bautista y después discípulo de Jesús.
Ambas narraciones y las posteriores apariciones de Andrés casi como intermediario presentando los panes para la multiplicación y ofreciéndose como portavoz de los paganos que quieren conocer a Jesús, nos ofrecen el camino que debe seguir todo cristiano: lo fundamental para ser cristiano es el encuentro con Jesús.
No puede nadie decirse cristiano si no tiene un encuentro personal con Cristo. Ser cristiano no implica una ideología o unas reglas de vida, sino más bien un encuentro con el que es la vida. San Pablo cuando escribe a los Romanos nos exige tener una fe firme en Jesús, pero no es una fe ajena a la vida diaria; no una fe mental, sino una fe enraizada en la experiencia de saberse amado de Jesús. San Andrés es considerado el primer misionero pues inmediatamente después de su encuentro con Jesús corre a anunciar a Pedro la noticia que le ha transformado: “Hemos encontrado al Mesías”.
Es la misma actitud misionera que todos nosotros deberíamos tener: dejar entrar a Jesús en nuestro corazón y espontáneamente hablar de lo que pasa en nuestro interior. Son falsas las expectativas misioneras que se basan en números y expansiones de tipo comercial. Lo importante es la vida que llevamos en nuestro interior, la vida que nos ha dado Cristo y que queremos compartir con todos.