“Venid, heredad el Reino preparado para vosotros”-
En 1925 Pío XI estableció la fiesta
litúrgica de Jesucristo rey del universo. Por esas fechas era ya manifiesta la
apostasía de las masas y los Estados modernos no aceptaban la tutela de la
religión cristiana. Para responder a estos fenómenos el papa en la encíclica
Quas Primas quiso destacar la soberanía de Jesucristo sobre todas las personas
e imperios de la tierra.
A la hora de concretar la naturaleza o condición de
esta soberanía, se da por supuesta la confesión de Jesús en vísperas de su
muerte. Las autoridades denuncian ante Poncio Pilatos, gobernador del imperio
romano en Jerusalén, que Jesús pretende ser rey de los judíos. Y el gobernador
le pregunta: ¿tú eres rey?. Jesús no lo niega pero matiza: “mi reino no es como
los de este mundo”; no funciona con la lógica del poder y de las armas. Y
añade:
“Sí, como dices soy rey. Para esto he venido al
mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi
voz”. Pilato interroga: “¿y qué es la verdad”. Jesús no responde con palabras
sino con la entrega libre hasta la muerte por amor a todos.
Con buen sentido esta festividad se celebra en la
última semana de año litúrgico. Jesucristo, Presencia de Dios amor
(Abba) y humanidad que se abre libre y totalmente a esa presencia,
da sentido a la espiritualidad y a todas las fiestas que, a lo
largo del año, celebra la comunidad cristiana. Más aún sugiere la
conducta no sólo para los cristianos y para los fieles de otras
religiones, sino también para los ue, sin practicar ninguna
religión, buscan con sincero corazón y tratan de actuar con rectitud.
LECTURAS:
Domingo Fiesta de Cristo Rey - 26 de noviembre
Lectura de la
profecía de Ezequiel 34, 11-12. 15-17;”Esto dice el Señor
Dios: «Yo mismo buscaré mi rebaño y lo cuidaré. Como cuida un pastor de su grey
dispersa, así cuidaré yo de mi rebaño y lo libraré,…”
Salmo 22, R/. El Señor es mi pastor, nada me falta.
Lectura de la
primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15, 20-26. 28:”--- Pues Cristo tiene que reinar hasta que ponga a
todos sus enemigos bajo sus pies…”
Lectura del
santo evangelio según san Mateo 25, 31-46:” «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre,
y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán
reunidas ante él todas las naciones…”
Reflexión del Evangelio de hoy
En las tres lecturas de la
misa se ve la unidad.
Cuando el pueblo judío está
sufriendo el destierro en Babilonia, el sacerdote y profeta Ezequiel
recuerda que Dios es el buen pastor que cuida siempre de su pueblo y cura
sus heridas. En la segunda lectura san Pablo anima la esperanza en
los fieles cristianos de Corinto: nuestro destino es la victoria sobre la
muerte. Y en esa perspectiva debemos leer el evangelio en la festividad de
Jesucristo rey del universo (Mt 25,31-46)
Jesucristo es
rey en cuanto es camino, verdad y vida.
En su conducta por amor, siendo
para los demás hasta entregar la propia vida, reveló que Dios es amor y las
personas crecen amando a los otros. Siguiendo la conducta de Jesús la
vocación de la humanidad es hacer la verdad de Dios afirmando la dignidad de
todo ser. En su primera encíclica Juan Pablo II escribió: “el profundo estupor
respecto al valor y a la dignidad del hombre se llama Evangelio”.
En este sentido Jesucristo es rey
ofreciendo un camino nuevo de auténtica realización humana. Rey del universo
porque es camino abierto para todos. Siguiendo esa conducta de
Jesucristo, la Iglesia se hace cada día más cristiana, es signo creíble del
Evangelio y realiza su misión. Según el Concilio, “no impulsa a la Iglesia
ambición terrena alguna. Sólo desea una cosa: continuar, bajo la guía del
Espíritu, la obra misma de Cristo, quien vino al mundo para dar testimonio de
la verdad, para salvar y no para juzgar, para servir y no para ser servido”. En
otras palabras, ser testigo fiel de Jesucristo rey del universo.
Lógica del amor
vs. lógica del poder.
Nada tiene ver esta lógica del amor
con la lógica del poder en que frecuentemente proceden los
príncipes y gobernantes de este mundo que
frecuentemente dominar y someter a los otros. El ejercicio del
poder solo humaniza como mediación del amor.
La ideología imperialista no solo
infecta la relación entre los pueblos; todavía están sangrando las victimas de
guerras provocadas por esa ideología. También se da dentro de cada pueblo, en
las familias e incluso dentro de la misma religión cristiana.
En una oración litúrgica invocamos
a Dios “que manifiesta su poder en la misericordia”. En el “credo”
confesamos que Dios es Padre (Abba) antes de todopoderoso y creador. Esta
novedad singular de la fe o experiencia cristiana, participación de la fe o
experiencia de Jesús, Cristo rey, es la buena noticia de salvación para nuestro
mundo roto por la injusticia y la fiebre posesiva.
Reino de paz y
justicia; reino de vida y verdad.
Siglos antes de Jesucristo los
profetas soñaron con un banquete preparado por Dios en el monte
Sion para todos los pueblos Jesús se refiere al reino de Dios o fraternidad sin
discriminaciones en la parábola sobre un banquete nupcial en que todos.
Incluidos “cojos, ciegos y tullidos, se sientan como hermanos en la misma mesa
Es la invitación que hoy el papa Francisco hace a todos
en la encíclica “Fratelli tutti”.
Celebrando la fiesta de Jesucristo
rey del universo, se abre un camino para construir esa fraternidad
universal. Una luz para toda la humanidad oprimida por violencias y guerras.
También una llamada urgente para la misma Iglesia que cada día necesita nueva
conversión a Jesucristo y reforma contante para ser totalmente Iglesia
identificada con el reino de Dios.
El juicio final
Según el evangelio hoy proclamado,
habrá un juicio final donde la humanidad y la creación llegarán a esa
fraternidad universal o reinado de Dios. Será la plena liberación realizada ya
en la conducta de Jesucristo y que aún está en proceso dentro de nuestra
historia. Se rectificará lo torcido y entraremos por fin de modo pleno en esa
presencia de amor que nuestro corazón ansía.
Sobre el juicio final, tres
observaciones:
No faltan cristianos que pasan la
vida con cara de cuaresma y angustiados por miedo el juicio final. Los
cristianos confesamos que Jesucristo volverá al fin de los tiempos para juzgar.
Pero el que vendrá es el mismo que ha venido ya no como juez implacable
con una metralleta para ajustar cuentas, sino como portador de Dios
misericordioso, que nos ama, nos perdona, cura nuestras heridas mientras
caminamos hacia un destino de felicidad.
El juicio final no será sobre
teorías sublimes o conocimientos muy elevados científicamente de los
evangelios. El gnosticismo, reducción de la fe cristiana a una
iluminación de la mente ya fue una tentación en las primeras comunidades y
sigue siendo tentación en nuestros días. El juicio final será sobre nuestra
conducta en la vida. No es que no tengan su valor los ritos y ceremonias
religiosas; pero siempre que sean expresión y alimento de la fe cristiana
operante desde el amor.
El juicio final sobre nuestra vida
lo dictamos nosotros mientras caminamos en la tierra. Tendrá como criterio
nuestra conducta compasiva: “tuve hambre y me diste de comer”. Impactados y
alterados por el sufrimiento del otro, de algún modo hacemos nuestro y
aportamos lo que podemos para vencerlo.
Celebremos de verdad en nuestra
vida la fiesta de Jesucristo rey del universo.
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