Los Magos recorren un camino
de FE
No es errado pensar, que lo
realizado por los Magos haya sido un auténtico camino de fe, mucho más, ha sido
el itinerario de aquéllos que, aunque no pertenecen al pueblo elegido, han encontrado
a Cristo. - Al comienzo de un camino hay siempre una señal que pide ser vista
allí donde todo hombre vive y trabaja. Los Magos han escrutado el cielo (para
la Biblia, sede de la divinidad), y de allí han tenido una señal: una estrella.
Pero para comenzar el recorrido de fe no basta escrutar los signos de la
presencia de lo divino. Un signo tiene la función de suscitar el deseo, que
necesita para realizarse un arco de tiempo, un camino de búsqueda, una espera.
Es significativa la expresión con la que Edith Stein describe su camino de fe:
«Dios es la verdad. Quien busca la verdad, busca a Dios, conscientemente o no».
Un verdadero deseo provoca
preguntas. Los Magos, por su parte, encuentran a Jesús porque tienen en su corazón fuertes
interrogantes. Tal experiencia del encuentro con Jesús es, verdaderamente, una
provocación para la pastoral: se impone la necesidad de no privilegiar una catequesis
hecha de certezas o preocupada por ofrecer respuestas prefabricadas, cuanto de despertar
en el hombre de hoy preguntas significativas sobre cuestiones cruciales de la humanidad.
Una experiencia que nos forma Los Magos adoran y descubren en Jesús a aquel que
habían con tanta ansia buscado. El lector, por un lado se sorprenderá por la
desproporción existente entre los gestos y dones de los Magos y la humilde
realidad que se presenta a sus ojos; pero, por otra parte, está seguro que aquel
Niño, que los Magos adoran es precisamente el Hijo de Dios, el esperado
Salvador del mundo. Y así el itinerario se convierte en itinerario de todo
lector que lee esta significativa historia de los Magos: quien busca, aunque
parezca que Dios está lejos, puede encontrarlo. Aquéllos que, por el contrario,
presumen de saber todo de Dios y creen tener asegurada la salvación, corren el riesgo
de privarse del encuentro con Él. En una catequesis habida en Colonia con ocasión de la
XX Jornada de la Juventud así se expresaba el arzobispo Bruno Forte: «los Magos
representan a todos los buscadores de la verdad, listos a vivir la existencia
como un éxodo, en camino hacia el encuentro con la luz que viene de lo alto».
Además la experiencia de los
Magos nos enseña que en toda cultura, en todo hombre hay esperanzas profundas
que necesitan ser saciadas. De aquí la responsabilidad de leer los signos de
Dios presentes en la historia de los hombres.
OREMOS CON LA PALABRA: ¿QUE LE DECIMOS
NOSOTROS a DIOS?
Padre de bondad, que has
manifestado en tu Hijo tu voluntad de salvación universal, concede a la Iglesia
que sea siempre una manifestación clara del mensaje salvador de Jesús, para
todos los pueblos de la tierra. Que quienes viven tristes, abatidos o
preocupados, levantando los ojos al cielo, encuentren su estrella de luz y de
paz.
Tú, Padre, te muestras de una
u otra forma a los que te buscan, porque quien te busca te encuentra. Te
buscaron y encontraron los pastores y los magos, porque dejaron sus egoísmos y
se pusieron en camino, con los dones de sí mismos, siguiendo la voz de los
ángeles o la ruta de la estrella. - Haz que todos nosotros nos dejemos guiar por
la luz del Evangelio de Jesús y seamos «estrellas de bondad» - para los demás. Amén.
CONTEMPLEMOS LA PALABRA Y COMPROMETÁMONOS:
¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA?
Todos tenemos una estrella. Un día como hoy de Reyes Magos, se nos
recuerda que todos tenemos una estrella en nuestra vida que nos orienta hacia
Dios: * un sufrimiento o una alegría, * un acontecimiento o una persona, * una
preocupación o una ilusión, * un amor o un fracaso, * una súplica o una acción
de gracias.
Lo importante es descubrir esa
estrella y dejarse llevar por su luz. Frecuentemente se dice que «cada uno
tiene su cruz». Sin embargo, hoy debemos decir que cada uno tiene su estrella. Miremos
al cielo buscando nuestra estrella. Nuestra Señora es la «estrella de la mañana».
Y que también si nos miran a los cristianos encuentren en nosotros una estrella
(un testimonio de luz) que oriente a todos hacia el cielo, hacia Dios nuestro
Padre, al igual que la estrella de Belén orientó a los Reyes Magos hasta Jesús.
Relación con la Eucaristía
La verdad y sinceridad de
Jesús le llevaron hasta la muerte; participemos nosotros de su verdad, viviendo
en sinceridad. Siempre que celebramos la Eucaristía, hacemos una profesión de
universalidad, porque nos reunimos gentes de edad y gustos diferentes,
convocados por la fe en Cristo. Participamos todos de la misma Palabra, rezamos
y cantamos juntos y, sobre todo, compartimos el mismo Cuerpo y Sangre de
Cristo, precisamente después de hacer con los más cercanos el gesto de la paz,
como símbolo comprometedor de que queremos progresar en los valores de la
fraternidad y la mutua acogida.
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