Translate

Emisora Vida Nueva

Si no desea escuchar la Emisora En vivo (On-Line) pulse el botón de pausa

Vida Nueva Cali - Reproductor

martes, 31 de octubre de 2023

MARTES 31 DE OCTUBRE

 

       Martes 30 del tiempo Ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,18-21): En aquel tiempo, Jesús decía: «¿A qué es semejante el Reino de Dios? ¿A qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que tomó un hombre y lo puso en su jardín, y creció hasta hacerse árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas». Dijo también: «¿A qué compararé el Reino de Dios? Es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo».

«¿A qué es semejante el Reino de Dios?»

Rev. D. Francisco Lucas MATEO Seco(Pamplona, Navarra, España)

Hoy, los textos de la liturgia, mediante dos parábolas, ponen ante nuestros ojos una de las características propias del Reino de Dios: es algo que crece lentamente —como un grano de mostaza— pero que llega a hacerse grande hasta el punto de ofrecer cobijo a las aves del cielo. Así lo manifestaba Tertuliano: «¡Somos de ayer y lo llenamos todo!». Con esta parábola, Nuestro Señor exhorta a la paciencia, a la fortaleza y a la esperanza. Estas virtudes son particularmente necesarias a quienes se dedican a la propagación del Reino de Dios. Es necesario saber esperar a que la semilla sembrada, con la gracia de Dios y con la cooperación humana, vaya creciendo, ahondando sus raíces en la buena tierra y elevándose poco a poco hasta convertirse en árbol. Hace falta, en primer lugar, tener fe en la virtualidad —fecundidad— contenida en la semilla del Reino de Dios. Esa semilla es la Palabra; es también la Eucaristía, que se siembra en nosotros mediante la comunión. Nuestro Señor Jesucristo se comparó a sí mismo con el «grano de trigo [que cuando] cae en tierra y muere (...) da mucho fruto» (Jn 12,24).

El Reino de Dios, prosigue Nuestro Señor, es semejante «a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo» (Lc 13,21). También aquí se habla de la capacidad que tiene la levadura de hacer fermentar toda la masa. Así sucede con “el resto de Israel” de que se habla en el Antiguo Testamento: el “resto” habrá de salvar y fermentar a todo el pueblo. Siguiendo con la parábola, sólo es necesario que el fermento esté dentro de la masa, que llegue al pueblo, que sea como la sal capaz de preservar de la corrupción y de dar buen sabor a todo el alimento (cf. Mt 5,13). También es necesario dar tiempo para que la levadura realice su labor.

Parábolas que animan a la paciencia y la segura esperanza; parábolas que se refieren al Reino de Dios y a la Iglesia, y que se aplican también al crecimiento de este mismo Reino en cada uno de nosotros.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Confianza y fe viva mantenga el alma, que quien cree y espera todo lo alcanza» (Santa Teresa de Jesús)

  • «La victoria del Señor es segura, su amor hará crecer cada semilla de bien presente en la tierra» (Francisco)

  • «(…) Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante amasar con la oración las humildes situaciones cotidianas (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.660)

Lun
Mar
Mié
Jue
Vie
Sáb
Dom

lunes, 30 de octubre de 2023

LUNES 30 DE OCTUBRE

  

       Lunes 30 del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 13,10-17): En aquel tiempo, estaba Jesús un sábado enseñando en una sinagoga, y había una mujer a la que un espíritu tenía enferma hacía dieciocho años; estaba encorvada, y no podía en modo alguno enderezarse. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad». Y le impuso las manos. Y al instante se enderezó, y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado, decía a la gente: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado». Le replicó el Señor: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar? Y a ésta, que es hija de Abraham, a la que ató Satanás hace ya dieciocho años, ¿no estaba bien desatarla de esta ligadura en día de sábado?». Y cuando decía estas cosas, sus adversarios quedaban confundidos, mientras que toda la gente se alegraba con las maravillas que hacía.

«Pero el jefe de la sinagoga, indignado de que Jesús hubiese hecho una curación en sábado...»

Rev. D. Francesc JORDANA i Soler(Mirasol, Barcelona, España)

Hoy, vemos a Jesús realizar una acción que proclama su mesianismo. Y ante ella el jefe de la sinagoga se indigna e increpa a la gente para que no vengan a curarse en sábado: «Hay seis días en que se puede trabajar; venid, pues, esos días a curaros, y no en día de sábado» (Lc 13,14).

Me gustaría que nos centráramos en la actitud de este personaje. Siempre me ha sorprendido cómo, ante un milagro evidente, alguien sea capaz de cerrarse de tal modo que lo que ha visto no le afecta lo más mínimo. Es como si no hubiera visto lo que acaba de ocurrir y lo que ello significa. La razón está en la vivencia equivocada de las mediaciones que tenían muchos judíos en aquel tiempo. Por distintos motivos —antropológicos, culturales, designio divino— es inevitable que entre Dios y el hombre haya unas mediaciones. El problema es que algunos judíos hacen de la mediación un absoluto. De manera que la mediación no les pone en comunicación con Dios, sino que se quedan en la propia mediación. Olvidan el sentido último y se quedan en el medio. De este modo, Dios no puede comunicarles sus gracias, sus dones, su amor y, por lo tanto su experiencia religiosa no enriquecerá su vida.

Todo ello les conduce a una vivencia rigorista de la religión, a encerrar su dios en unos medios. Se hacen un dios a medida y no le dejan entrar en sus vidas. En su religiosidad creen que todo está solucionado si cumplen con unas normas. Se comprende así la reacción de Jesús: «¡Hipócritas! ¿No desatáis del pesebre todos vosotros en sábado a vuestro buey o vuestro asno para llevarlos a abrevar?» (Lc 13,15). Jesús descubre el sinsentido de esa equivocada vivencia del sabath.

Esta palabra de Dios nos debería ayudar a examinar nuestra vivencia religiosa y descubrir si realmente las mediaciones que utilizamos nos ponen en comunicación con Dios y con la vida. Sólo desde la correcta vivencia de las mediaciones podemos entender la frase de san Agustín: «Ama y haz lo que quieras».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «El verdadero templo de Cristo es el alma del fiel: adorna este santuario, embellécelo, deposita en él tus ofrendas y recibe a Cristo. ¿Qué sentido tiene decorar las paredes con piedras preciosas, si Cristo muere de hambre en la persona de un pobre?» (San Jerónimo)

  • «Los doctores de la ley reprendían a Jesús, porque curaba en sábado. Hacía el bien en sábado. Pero el amor de Jesús era dar la salud, hacer el bien. Y eso está en el primer lugar siempre» (Francisco)

  • «Liberación y salvación. Por su Cruz gloriosa, Cristo obtuvo la salvación para todos los hombres. Los rescató del pecado que los tenía sometidos a esclavitud (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.741)

Lun
Mar
Mié
Jue
Vie
Sáb
Dom

29 de octubre
Domingo 30 (A) del tiempo ordinario

Vídeo del Evangelio y comentario

_______

28 de octubre
San Simón y san Judas, apóstoles

Vídeo del Evangelio y comentario

_______

Nueva actividad en family.evangeli.net

Trivia, concurso de preguntas

_______

20º Aniversario evangeli.net

sábado, 28 de octubre de 2023

DOMNGO 29 DE OCTUBRE

“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón”

¿No nos sentimos a veces envueltos en una multitud de preceptos y normas, tradiciones y costumbres que debemos cumplir? ¿Nos hemos preguntado alguna vez, en síntesis, qué es lo más importante en la vida cristiana?

Estamos viviendo tiempos complejos y difíciles en un mundo convulsionado por violencias e injusticias, pero a la vez, estamos presenciando un Kairós (una oportunidad) en la Iglesia Católica: el proceso sinodal. De nuevo, necesitamos preguntarnos: ¿Qué es lo más importante para un discípulo-misionero de Jesucristo?

LECTURAS:

Domingo 30 del Tiempo Ordinario 29 de octubre

Lectura del libro del Éxodo 22, 20-26:”Esto dice el Señor:… Si grita a mí, yo lo escucharé, porque yo soy compasivo».

Salmo 17,  R/. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 1, 5c-10:”…  cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero,…

Lectura del santo evangelio según san Mateo 22, 34-40:”… «“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”. Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

 

flexión del Evangelio de hoy

Amarás a tu prójimo

En el llamado “Código de la Alianza” que recoge el libro de Éxodo encontramos varios preceptos y normas que debe cumplir el pueblo de Israel. Moisés habla en nombre de Dios y pronuncia enfáticamente “Así dice el Señor”, para introducir una serie de prohibiciones que tienen sus respectivas razones de ser.

No oprimir al extranjero, no explotar a viudas ni huérfanos, no practicar la usura, y devolver lo prestado, son expresiones concretas de amor al prójimo. El israelita tenía que relacionarse no solo con los de su pueblo sino también con extranjeros y forasteros con amor, justicia y fraternidad.

El Dios de Israel se presenta como un Dios compasivo, que escucha al pobre, al huérfano, la viuda, al extranjero o al necesitado. Es un Dios cercano que no se desentiende del sufrimiento ni de las necesidades de sus criaturas. Podemos preguntarnos hoy:

¿Qué imagen de Dios subyace en nuestros modos de relacionarnos con los demás?

¿Cuál es el mandamiento más importante?

En tiempos de Jesús, parece que había una multitud de normas y preceptos que el judío piadoso debía cumplir. Estos mandamientos no solo eran los escritos en la Torá sino que además, existían muchas tradiciones que habían sido impuestas por los fariseos. Con este panorama se entiende fácilmente que cualquier judío piadoso sentía la necesidad de una síntesis para comprender y vivir mejor su espiritualidad, es decir, su relación con Dios, con los demás, y consigo mismo.

El maestro de la Ley formula una pregunta clave: ¿cuál es el mandamiento más importante?

También nosotros hoy necesitamos hacer una síntesis de nuestra fe para comprender qué es lo más importante, qué es lo esencial en nuestra vida cristiana. Es un proceso necesario de maduración de la fe que, si no lo hacemos, corremos el riesgo de perdernos en una serie de tradiciones, mandamientos y reglas, que son secundarias.

Probablemente todos y todas sepamos la respuesta que le da Jesús al maestro de la Ley: “amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente” y “al prójimo como a ti mismo”. La respuesta de Jesús recoge lo mejor de la tradición del Pentateuco para hacer la síntesis de Dt 6, 5 y Lv 19, 18.34

Ahora bien, ¿cómo se concreta este mandamiento en nuestra vida cotidiana? ¿En qué se nota en nuestras vidas que “amamos al Señor”?

Es interesante fijarse con atención que lo primero que pide el Señor NO es el cumplimiento de una serie de mandamientos, sino más bien que sea amado con todo el corazón, toda el alma y toda la mente. Corazón, alma y mente en el mundo bíblico quieren significar la totalidad de la persona. El foco no está en el cumplimiento de preceptos sino en el amor a Dios y al prójimo. Sin amor a Dios, el cumplimiento de mandamientos y normas se vuelve inútil.

Quizá un problema no menor sea la segunda parte del mandamiento: amarás a tu prójimo como a ti mismo. ¿Cómo amar al prójimo si uno no se ama a sí mismo? ¿en qué se refleja este amor a sí mismo?

Hay un elemento clave: no podemos desentendernos del otro: el semejante, el que está próximo a nosotros, el vecino, pero también del que está más lejano; el forastero, el extranjero, la viuda, el pobre y necesitado, el huérfano, etc. El amor a Dios se refleja en el modo que amamos, cuidamos y nos preocupamos de los otros, especialmente de los más pobres y necesitados. Es esto justamente lo que hemos leído en la primera lectura: Éxodo 22.

Pidamos al Señor la gracia de poder amarlo con todo nuestro ser y que esto se note en nuestro relacionamiento con los demás. En una Iglesia sinodal este elemento es clave. Necesitamos también amarnos más en la Iglesia, en la comunidad, entre los discípulos de Jesús. El amor a Dios también se debe reflejar en la escucha mutua para seguir haciendo camino juntos.

 

 

 

 


Vida Nueva - Radio