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DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
La
mejor parte: Escuchar al Maestro
Genesis 18,1-10a: «Señor, no
pases de largo junto a tu siervo»
Salmo 15(14): «Señor, ¿quién
puede hospedarse en tu tienda? »
Colosenses 1,24-28: «El
misterio que Dios ha tenido escondido, lo ha revelado ahora a su pueblo santo.
San Lucas. 10,25-37: «Marta
lo recibió en su casa. María ha escogido la mejor parte»
En el capítulo 18 del
Génesis tenemos una parábola: Dios se dirige a Abraham en la figura de tres
hombres, para asegurarle que Sara, su mujer, tendrá un hijo.
Esta seguridad es parte de
la promesa de Dios de multiplicar la descendencia de Abraham como pueblo de
Dios. La deliciosa narración de este texto destaca sobretodo la amistosa
relación entre Abrahán y el Señor. Acoger a Dios es siempre para el hombre
fuente de bienes. En el caso de Abrahán, en este acogimiento se cumple la promesa
de una descendencia procedente de la mujer libre, Sara. El célebre icono de la
Trinidad, de Roublev, es la más brillante expresión de este episodio.
«Señor, ¿quién puede
hospedarse en tu tienda?». No es, ciertamente, viviendo de cualquier modo como
el hombre debe prepararse para acoger al Señor y, al propio tiempo, ser acogido
por él en su casa. El salmo describe la imagen del amigo de Dios, cumplida en
Abrahán, y, en el evangelio, por aquellos amigos de Jesús que fueron Marta,
María y su hermano Lázaro.
En el mensaje de la carta a
los Colosenses, San Pablo llama a Cristo «nuestra esperanza de gloria». Eso
significa nuestra esperanza en la total plenitud y felicidad del hombre. Esto
también ha de ser conseguido en la vida presente, aunque compartiendo los
sufrimientos de Jesús por el bien de la Iglesia.
El Evangelio nos recuerda
una escena de la vida de Jesús en casa de Marta y María, las buenas amigas y
discípulas de Jesús. Ambas hermanas eran diferentes, y se relacionaban con
Jesús diferentemente. María es más contemplativa; le gusta escuchar a Jesús y
cultivar su amistad. Marta es muy activa y preocupada con «quehaceres». Y Jesús
alaba a María y reprende a Marta.
¿Significa esto que Jesús no
está en favor de la acción, o que prefiere la contemplación sobre la actividad,
o la oración sobre el apostolado? De ninguna manera. Jesús está diciendo dos
cosas:
Primero: La oración y la
contemplación son muy importantes. No es una
pérdida de tiempo. Su
amistad tiene valor en sí misma. Pero Jesús no está haciendo una comparación
entre la contemplación y la acción.
Segundo: Lo que no estaba
bien en Marta no era el hecho de ser muy activa y ocupada en su casa. Estas son
cualidades; no tienen nada de malo. Lo que estaba mal era el modo, la actitud
de la actividad de Marta. Era demasiado ansiosa; le faltaba paz; no tenía
tiempo de escuchar a Jesús y cultivar su amistad.
Algunas preguntas para
pensar durante la semana
1. ¿Oro suficientemente?
¿Valoro la oración como valoro la actividad
2. ¿Realmente ocupo momentos
escuchando a Jesús?
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