La manifestación universal del
Salvador
AMBIENTACION
La Epifanía es una de las
fiestas litúrgicas más antiguas, más aún que la misma Navidad. Comenzó a
celebrarse en Oriente en el siglo III y en Occidente se la adoptó en el curso
del IV. Epifanía, voz griega que a veces se ha usado como nombre de persona, significa
«manifestación», pues el Señor se reveló a los paganos en la persona de los magos.
Tres misterios se han solido
celebrar en esta sola fiesta, por ser tradición antiquísima que sucedieron en
una misma fecha aunque no en un mismo año; estos acontecimientos salvíficos son
la adoración de los magos, el bautismo de Cristo por Juan y el primer milagro
que Jesucristo, por intercesión de su madre, realizó en las bodas de Caná y
que, como lo señala el evangelista Juan, fue motivo de que los discípulos
creyeran en su Maestro como Dios. El objetivo fundamental de esta fiesta es la «epifanía»,
o sea, la «manifestación» del Mesías como Salvador también a los pueblos paganos.
Isaías 60, 1-6: «La gloria del Señor amanece sobre
ti»
Salmo. 72(71): «Que se postren
ante él todos los reyes y que todos los pueblos le sirvan»
Efesios 3, 2-3a.5-6: «Ahora ha
sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa»
San Mateo 2, 1-12: «Vimos su estrella en el
Oriente y hemos venido a adorarlo»
Jesús, el «Astro-Mesías» del
Oriente
Desde la noche de los tiempos,
la contemplación de la estrellas ha fascinado a hombres y mujeres de todas las
religiones y culturas. Las estrellas les han hablado de Dios y del destino del
ser humano y han leído en el cambiante mapa astral acontecimientos decisivos de
la historia; han visto en la aparición de una nueva estrella e! nacimiento de personajes
importantes; han asignado a cada pueblo su estrella o constelación. Han soñado,
esperado y rezado mirando a las estrelláis.
También la cultura bíblica
escudriñó en las estrellas el acontecimiento más importante hacia el que tendía
toda la historia de Israel: el nacimiento del Mesías-Rey.
La secta judía de Qumrán había
llegado incluso a confeccionar su horóscopo. Cuando el pueblo de Israel entró
en Canaán pasó por tierras de Balaq, rey de Moab.
Este rey hizo venir del
oriente a un mago, llamado Balaán, para que maldijera a Israel (cfr. Nm. 22,
7.13); pero Dios, por el contrario, lo obligó a bendecirlo (Nm. 23, 20-23) y a anunciar
que saldrá un «Astro» de la tribu de Jacob (cfr. Nm. 24, 17«Lo veo, pero no es ahora;
lo contempló, pero no será pronto. Avanza la constelación de Jacob y sube el cetro
de Israel. triturará la frente de Moab y el cráneo de los hijos de Set»). La
traducción de los LXX (siglos III-II a.C.), y luego los Targúmes (o
traducciones parafraseadas), de la época de Cristo, interpretan este texto en
sentido mesiánico, es decir, que ese «Astro»
(«Constelación de Jacob») es
el Mesías. Todo esto se refuerza con los textos proféticos en que el Mesías es
anunciado como «Luz» (Is. 42, 6)El profeta astrólogo Balaán contempla en el
firmamento cómo «de Jacob avanza una estrella, un cetro surge de Israel» (Nm.
24,17),.
Sobre este horizonte de
historia y de leyenda proyecta e! evangelista esta meditación en forma de
relato escenificado que contiene ya, en germen, todo lo que nos va a decir a lo
largo de su evangelio: Jesús, el «Astro-Mesías» del Oriente, el heredero de las
promesas de Israel, pero también de la esperanza de todos los pueblos de la tierra;
es el Mesías-Rey e Hijo de Dios, pero se revela en la humilde fragilidad de!
niño, hijo de María; su presencia provoca el rechazo de los suyos y la
aceptación de los alejados y extranjeros. El Mesías inaugura una Religión
abierta a todos los Pueblos (cfr. Sal. 72, 11; Is. 2, 2-3; 45, 14; 60, 1-6.
Dios quiere la salvación de
todos
Epifanía es también el mensaje
gozoso de la universalidad de la salvación de Dios. Jesús es el Salvador que ha
llegado para todos los pueblos de la tierra. Esta es la respuesta de las
lecturas de hoy. No sólo para Israel, también para los paganos. No sólo, ahora,
para los católicos o los cristianos, también para los demás pueblos y
religiones.
En la Epifanía celebramos la
manifestación de Jesús a todos los pueblos de la tierra, representados en los
magos. Lo anunciaba ya Isaías: «todos los pueblos caminarán a tu luz: todos se
reúnen y vienen a ti». El salmo nos ha hecho repetir que «se postrarán ante ti,
Señor, todos los reyes de la tierra».
Por eso la fiesta de hoy de
alguna manera se puede decir que es la fiesta de la Iglesia misionera.
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