9 DE MAYO- SÉPTIMA SEMANA DE PASCUA
EVANGELIO
Tengan valor, porque yo he vencido al mundo.
Del Evangelio según san Juan 16, 29-33
En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios".
Les contestó Jesús: “¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo".
Palabra del Señor.Del Evangelio según san Juan 16, 29-33
En aquel tiempo, los discípulos le dijeron a Jesús: “Ahora sí nos estás hablando claro y no en parábolas. Ahora sí estamos convencidos de que lo sabes todo y no necesitas que nadie te pregunte. Por eso creemos que has venido de Dios".
Les contestó Jesús: “¿De veras creen? Pues miren que viene la hora, más aún, ya llegó, en que se van a dispersar cada uno por su lado y me dejarán solo. Sin embargo, no estaré solo, porque el Padre está conmigo. Les he dicho estas cosas, para que tengan paz en mí. En el mundo tendrán tribulaciones; pero tengan valor, porque yo he vencido al mundo".
TENGAMOS PAZ EN JESÚS, ÉL HA VENCIDO EL MUNDO
Verdad: En esta última semana del tiempo pascual, los textos de la Sagrada Escritura que se proclaman nos preparan de manera inmediata a la celebración del Pentecostés, al recordarnos que sólo la acción del Espíritu Santo hace posible que la Iglesia adquiera plena identidad y proyección universal (=católica), como Iglesia misionera. Que no nos pase lo de aquellos doce hombres de Éfeso que ni siquiera habían oído hablar de que existiera el Espíritu Santo. Debemos recordar que somos santuarios de su presencia y que debemos dejarnos guiar por Él a la misión.
El relato del Evangelio de este día, refiere parte de los discursos de despedida de Jesús, antes de afrontar su misterio pascual, en los cuales, a manera de testamento, les ofrece sus más sentidas exhortaciones y recomendaciones. Aunque les advierte que van a abandonarlo, como efectivamente sucedió luego cuando fue crucificado, los anima a no perder el valor ni la esperanza, pues en las palabras que les ha dicho encontrarán la paz cristiana, para afrontar las tribulaciones y rechazos del mundo.
Camino: ¿Qué tanto conozco del Espíritu Santo? ¿Cuál es mi relación con Él? ¿Qué significa y qué implica que yo sea templo vivo del Espíritu Santo?
Vida: Señor Jesús: tú has vencido al mundo con tu misterio pascual, danos la gracia de encontrar la paz en tus palabras, para resistir las adversidades del mundo. Amén.
Verdad: En esta última semana del tiempo pascual, los textos de la Sagrada Escritura que se proclaman nos preparan de manera inmediata a la celebración del Pentecostés, al recordarnos que sólo la acción del Espíritu Santo hace posible que la Iglesia adquiera plena identidad y proyección universal (=católica), como Iglesia misionera. Que no nos pase lo de aquellos doce hombres de Éfeso que ni siquiera habían oído hablar de que existiera el Espíritu Santo. Debemos recordar que somos santuarios de su presencia y que debemos dejarnos guiar por Él a la misión.
El relato del Evangelio de este día, refiere parte de los discursos de despedida de Jesús, antes de afrontar su misterio pascual, en los cuales, a manera de testamento, les ofrece sus más sentidas exhortaciones y recomendaciones. Aunque les advierte que van a abandonarlo, como efectivamente sucedió luego cuando fue crucificado, los anima a no perder el valor ni la esperanza, pues en las palabras que les ha dicho encontrarán la paz cristiana, para afrontar las tribulaciones y rechazos del mundo.
Camino: ¿Qué tanto conozco del Espíritu Santo? ¿Cuál es mi relación con Él? ¿Qué significa y qué implica que yo sea templo vivo del Espíritu Santo?
Vida: Señor Jesús: tú has vencido al mundo con tu misterio pascual, danos la gracia de encontrar la paz en tus palabras, para resistir las adversidades del mundo. Amén.
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