VIDA NUEVA
11 DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
La misericordia es más fuerte que el pecado
2Samuel 12, 7-10.13: «El Señor perdona tu pecado. No morirás»
Samo. 32(31): «Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado»
Galatas 2,16.19-21 «No soy yo, es Cristo quien vive en mí»:
San Lucas. 7,36 - 8, 3: «Sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor»
El tema litúrgico de este domingo es sobre el pecado, él arrepentimiento y El segundo libro de Samuel nos habla del grave pecado del rey David. Grave porque había tomado la mujer de otro hombre y había matado a su marido. Grave porque había recibido tanto de Dios. Pero David no se desespera; sabe que la misericordia de Dios es mayor que cualquier pecado. Se arrepiente y es perdonado.
¿Qué está diciendo Pablo en el mensaje a los Gálatas? Nunca debemos desesperar, aún si pecamos contra las leyes de Dios y del hombre, porque el amor de Jesús, que dio su vida por nosotros, es más fuerte que la ley. Quiere decir que siempre podemos ser perdonados por Cristo, presente en los sacramentos de la Iglesia, no importa cuán mediocre sea nuestra vida.
El Evangelio nos habla de María Magdalena, la pecadora pública que se hizo santa. Su conversión es un símbolo de toda verdadera conversión. Veámosla:
Primero: La Magdalena se convierte a Cristo, no a una idea, una doctrina o un sistema ético. Su conversión es el comienzo de una nueva relación con Jesús.
Segundo: El texto nos habla de la actitud de la Magdalena mientras derramaba perfume sobre los pies de Jesús: una actitud de arrepentimiento unida a una actitud de amor. La conversión es una síntesis de arrepentimiento y amor. El arrepentimiento sin amor puede llevar a la desesperación; el amor sin arrepentimiento no llega a cambiar nuestras vidas.
Tercero: Cuanto mayor es el pecado, más profundo es el arrepentimiento y el amor, si la conversión es sincera. Y un amor más profundo obtiene un más profundo y gratuito perdón. La medida del perdón es la medida del amor.
Por último: Lo que sucedió a la Magdalena en este Evangelio es lo que sucede en el sacramento de la Penitencia. No debemos envidiar a esta pecadora que se volvió santa. En el sacramento de la Iglesia encontramos la misericordia de Jesús y su amistad como ella los encontró en la casa del fariseo.
Algunas preguntas para meditar durante la semana:
1. ¿Por qué soy reticente a ir al sacramento de la Penitencia?
2. ¿Considero este sacramento como una renovación de mi amistad con
Cristo?
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